Cuánto
dista la mirada del poema, este reflejo de una nueva realidad. Pregunto cómo el
eros constituye el cambio, traza un presente y permite sospechar el porvenir.
Tal acaso, la función del arte: estética, razón constituyente. El ser ético del
hombre sostiene la poesía, “conversación infinita” de la que habla Rafael
Felipe Oteriño; es “el paso del yo al nosotros”, según Miguel Veyrat.
La
teoría cuántica de la conciencia, fruto de actuales experimentaciones, ha
permitido establecer la existencia “científica” del alma. La consciencia
-dicen- es una característica intrínseca de la acción de un universo no
computable. Y uno de estos científicos afirmó no hace mucho, que la entrada del
alma al cuerpo humano se produce a través de la glándula pineal.
Desde
entonces no he dejado de pensar en “el ojo de Horus”, en las viejas teorías de
Lobsang Rampa que compartí en la primera adolescencia con mi amigo más querido.
Y por consecuencia, afirmo una vez más: la mirada es ombligo de la existencia.
En mí puedo comprobarlo.
El ojo de Horus
responde al esquema de la glándula pineal.
Algunas experiencias
científicas advierten sobre la existencia del alma,
y su regreso al
universo, tras la muerte de su receptor.
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2018
Ilustración: Ojo de Horus
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