Esta
cabeza manda. Una de ambas piernas confiesa límites: quebradura a la mitad o
gozne agarrotado. Distingo manda de orden; aunque diga “orden” por imperio,
porque a mi edad prefiero mantener cierto desorden. Sólo hay preceptiva detrás
escucho decir. La memoria sabelotodo grita sin freno; ella, sin articulación ni
piernas que engrasar, desafía cualquier mando, descree de fracasos y sorpresa.
Este
poema me deja pasmado, su lectura arroba, es parte de lo indecible, una
raicilla del idioma original, un molde en fin. Quien intente reproducirlo,
plante de él cepas en su tierra; fundará lenguas de nuevo paraíso. Entonces,
subvertirá al anterior.
Leyendo poesía
norteamericana contemporánea
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2018Ilustración: Arte Guías (c)
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