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Cerca del agua perdida del mar/ que no se
puede perder ni encontrar, proclama Joan Manuel Serrat a Miguel Hernández
en mi reproductor de discos compactos. Y el aire de la habitación se humedece
con sabor salobre y aroma de arena yodada. Minutos antes Javier Funchal me
hacía ver en uno de sus versos el dolor
del árbol por la hoja desprendida, también perdida cristales afuera, donde hoy
el otoño puede más. La realeza vive en cuanto nace y muere entre labios, entre
líneas, entre dos horas del atardecer, o en el vago recuerdo de un Rubens
abundante en rojos.
Los más dolorosos
crepúsculos son los otoñales. Me refiero al segundo crepúsculo del día, cuando
–al menos en mi barrio–, los estorninos emprenden el regreso.
(c) Carlos Enrique Cartolano. "Scherzo", 2021
Ilustración: Javier Funchal (c)
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