No
se trata de sombra, sino de huella, dice Marco –mi hijo–, y por fin creo que
todo consiste en buscar una Alejandra
en cada cual. Y seguramente veré que la imagen recuperada difiere al infinito,
porque tal es la condición de primicias del poema –¿todos
o solo uno, al cabo de treinta y seis años? –. Recorro mi cuerpo con las yemas
de los diez dedos; puedo leer, como si la palabra me alcanzara en braille. Yo
transito mi Alejandra. Porque también en mí: el centro/ de un poema/ es otro poema/ el centro del centro/ es la
ausencia/ en el centro de la ausencia/ mi sombra es el centro/ del centro del
poema. Y habré de volcarme en cada paso.
Centro en cada paso.
En bastardilla,
fragmento de Los pequeños cantos, en
Los
trabajos y las noches
-1965-
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019}Ilustración: Bored Panda (c)
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