Cuanto
ardió, el fuego mismo y las chispas viajeras de brillo a opacidad, su
consunción, cuanto a todo alcanza, aun a tiempo y palabras. El olvido de piel y
labios, recuerdos que en otro ignoro, pérdida del abrazo y la oportunidad que
pasó a mi lado, encalma de turgencias, soplos de noroeste. Cuando no resta
vegetación en cadáveres de otoño, el más canoro enmudece y las persianas no
sujetan mirada desde varias semanas atrás. Entonces vale el entusiasmo que
acude al agua y hunde manos en la tierra. Por todo lo que evoquen las cenizas.
Manchado con cenizas
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019
Ilustración: Blog del fotógrafo (c)
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