en días como éste cultivaría mi música
con un instrumento de viento
educaría las yemas de mis dedos en algo más
que sujetar lapiceras o ejecutar un teclado
tanto es lo que permanece sin atravesar la piel
gozos y sufrimientos quedan allí detrás
a solas
víctimas del verbo equivocado
por lo demás
la existencia es un pasillo para infinitas recámaras
con sesenta aberturas en línea
y yo hice girar sólo dos o tres picaportes
© Carlos Enrique Cartolano. Regresos, 2013
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