la que sorbe en su ciénaga los rostros
esa
es la noche
no la de trizar espejos
no la del pincel que estira duco
ni tampoco la de un ciego que confunde
celajes con salida
la verdadera noche recorta la esperanza
altera
indicadores
mezcla idiomas somete los significantes
la densa oscuridad esa sentencia
falaz libera al asesino
y condena la pura claridad
con la única noche me asalta la tiniebla
cerrazón
de boca
esta carne porosa del ser muerto
huye del sueño prescinde las cortinas
recorre su almacén de máscaras
y elige mi rostro envejecido
© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela,
2013
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