… Vivimos descubriendo y olvidando
esa dulce costumbre de la noche…
Jorge Luis
Borges –La cifra-
no llegó a meteoro ni fue siquiera estela del riesgo o
del incendio
porque la humedad levantó con tu voz
tarde ya en la noche cuando los sueños se acomodaban
sobre el jardín alrededor de la casa
por cruzar en travesía el puente tendido afuera y en
la mente
fueron lágrimas tan solo
uno de varios porvenires quizás irremediable como algún
pasado
miré por tus ojos de ternura su ventana húmeda
alternaba
parrales del suroeste violáceo castaños y su tapiz de
espinas en pie
dos fresnos en el claro que siguen estrechando entre
manos
la casa fresca parecida a todo sueño
sólo lágrimas bendito llanto me alcanzaron por el
cable telefónico
inundación de gemidos derroche de gemas del océano
grabadas con tus ojos signadas por mi tiempo y por las
huellas
recordando la milenaria tarea de hilvanar las noches
con los sueños
fue entonces un collar de perlas
no alas no polvos etéreos capacidad de mariposa negra
o vocación de búho
porque fue blanca sucesión de gotas aroma sólo de esa
noche
entremezclando abrazos primeros sueños y destino
cierto
© Carlos Enrique Cartolano. Del riguroso delirio, 2013
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