Hay límites para el pulido basta conocer qué hay
detrás
De la viruta está de más exagerar el fregado pretender
Nuevo espejo a lo que transcurrió un frágil corazón.
Así:
Con soledad puro siglo veintiuno pero dibujada sonrisa
¡Suficiente! Pero no. Él continúa pule rasca lija
desbasta
¿Cuántas capas de piel? para encontrarle pulpa al
tiempo
Lo que late el plano transitable. Piso a plomo luego
brillo
Acaso camine descalza. Cielorraso forrado con este
tapiz
De terciopelo azul por si las alas rozan. Puertas
selladas
Ciegos ventanales ¡Urgente! Ella aletea y puede
volarse.
(c) Carlos Enrique Cartolano. De A vuelo de ángel, 2012
Ilustración: Abbot Anderson
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