Para Marco, en vísperas
de su viaje a París
Recién una cucaracha doméstica cruzó sobre el plano
Del último poema. Atravesó la cuadra en esta hora
No sólo mía: reclamaba propiedad. No alcancé las
Patitas sucias de poesía que se perdieron ellas buscas
De síntesis que logran vecinos verseros detrás
delante.
Corrió con la velocidad de mi vida sin que la
alcanzara
Sin abrir las alas se ocultó bajo recuerdos indóciles
Inasible dividiendo en dos el campo de marte: triunfos
Y derrotas del tiempo. Este bicho y el reloj están
parejos:
Ya no comprenderé ciertas cosas ni abrazaré sonrisas
Ni visitaré geografías deseables no haré concreto
algún
Amor visible al tacto digo audible a la memoria. Se
paró
En un punto que no alcanzo a distinguir: No llegará
allí
La escritura no la alcanzaré con pluma y puño. Quedo
Sometido al vaivén de la ventana mueblecitos animados
Jarras que gotean por debajo arroyos silenciosos cielo
Que las nubes cruzan como oscuras cucarachas ángeles
De feriado alas soldadas. Me conformo pensando ahora
Que comparto con mi hijo la mirada que con él embarco
Echo en mi bolsillo latitudes preguntas amor
pendiente.
© Carlos Enrique Cartolano. De A vuelo de ángel, 2012
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