la
conciencia tironea con sol en los cereales
y
un alba de papeles levanta los rincones
mañana
de tus manos en las mías/ corriente
de
miradas piel de losa
amanece
tu luz/ resplandecen clavas
y
el deseo devuelve mi hombre de las sombras
es
hora de médicos antídoto antídoto exclaman
puentes
vueltos de la noche
longitudes
de veneno/ mis vocifieras
rugen
zarpan muerden
con
nudo de lenguas y aquel abrazo ciñe
pero
te has ido dice el río
no estás dijo el
sudario
después
silencio extrema cuanto escribo.
©
Carlos Enrique Cartolano. Lunángel, 2015
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