esa hora de la tarde en que el brillo vuelve a los
ojos
es posible iluminar finalmente
refractar sin opacos
lagañas o pelusas
dónde
alguna vez se sentó la mirada cuánto se tuvo
ángulo o potencia fugaz resplandor palabras apuntando
sus estallidos azules
fogonero gestor del fuego monarca de la calmada ceniza
espíritu en plena danza del ígneo porque no agota el tiempo
todo queda labrado en los ojos y sólo hay una mirada
nunca estéril la fogata hornalla del fervor
son dos quemadores los ojos
pero rescatan no
consumen
© Carlos Enrique Cartolano. Contracorriente, 2013
1 comentario:
Todo queda grabado en los ojos, hasta el fuego de una mirada del jamás olvido.
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