al llevar al límite derecho el volante del agua
caliente
termino de nacer me detengo en la dimensión del día
dispuesto a tu mirada al brote de sarmiento aparecido
no el mar no la playa en su izquierda ni arenas fatuas
mueven dolores de parto vendavales del alma inquieta
porque me miraste he nacido y navego en tus pupilas
de ese océano vengo un profundo mar los ojos negros
colonias fundaron tu carne con la mía en las caricias
que ser no importa y nada he de tener sólo la espera
divisa del alma material de sueño chispas del insomnio
nada es propio ni me anudan lazos de conquistadores
© Carlos Enrique Cartolano. Con el cantar se consuela,
2013
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