No querían nada más
que pasar el resto de sus vidas
allí, comiendo lotos…
Robert
Graves, La guerra de Troya
el silbo invade la mañana un sortilegio
libera diques hincha estuarios con su río
en la palabra silba
la calandria copia la caldera
corre la historia en manos del hombre cotidiano
hay un espíritu que manifiesta el hilo de luz
fermenta y engrosa infla flores de loto en superficie
mientras el tiempo evade la memoria desvanece
un paisaje reconstruye el mundo
el
hombre muerde la flor y nace
su palabra alberga realidad
sueño
tenaz
olvido
los
umbrales
y
la vocación terrena
© Carlos Enrique Cartolano. Contracorriente, 2013
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