Despertarse a orillas del leteo entre sábado
Y domingo olvidado del reloj y del naufragio
Sin saber a ciencia cierta qué materia
Alimenta cuál percude y aniquila finalmente:
Despertar buscando ese otro río que perdimos.
Porque lo dejamos atrás en plena amnesia
Y no es de día y entre párpados va colada
La noche. Y la luz no canta ni el pájaro
Alumbra todavía. No saber si lo has escrito ya
O si acaso lo leíste en Borges en Onetti. Es cruel
Estar junto a la orilla que no te esperen
Porque es tarde en sábado y sin domingo
No hay despedidas ni cuentas de barquero.
Habrá que escribir: la historia no termina ni hay
Quiebres o fisuras. Milenarias son las mudas.
De pie orillando la memoria. De pie a los tumbos
Bebemos un cristal que pule y nos despierta
No hay medida ni tasa ni reproches al gaznate:
Lo pasado guiña con alcoholes de alambique
Y es nuestro el sudario la futura piel despunta.
© Carlos Enrique Cartolano. De Negro de hueso, 2012
4 comentarios:
Un poema muy triste pero encantador al mismo tiempo. Cada estrofa trae una nostalgia que cala hondo. Saludos y felicitaciones!
Gracias, Eli. Yo estoy notando en tus últimos poemas un cambio que celebro. Seguimos leyéndonos.
y sí.. hay que seguir, seguro el sudario nos pertenece... un gusto leer cada verso.
No has perdido ningún río.
Apenas es neblina que no te lo deja ver.
Saludos, Carlos.
Alicia
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