Ya
ves: si a vos también te pasa no es cuestión del tiempo propio. Del que
llevamos nacidos, digo. Sino del tiempo de todos. Nos despertamos muy temprano,
madrugamos al dios de fuego –ahora lejos por demás– porque nos quita del sueño
la sensación de que algo falta, por hacer, por escribir, como enderezar, para
contradecir a la realidad de escaseces, derrapes y censuras. Que habrá tiempo
después, cuando sea la media mañana, la hoguera del sol comience a calentar
otro poquito, y podamos retomar el sueño. Aunque jamás nos ponemos al día… Por
una mañana de descamarnos a las ocho, habrá seis de levantarnos entre cinco y
seis con tapia en las ventanas.
Desde la oscuridad
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2018
Ilustración: Camino al despertar (c)
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