Los
cristales del azúcar molido, un tiempo saqueado por amor, sabores y saberes del
otro, esperas a orillas del torrente, cada roce ardido en leños del recuerdo,
aquella palabra justa y única por eso, latires al compás de los latidos, el más
claro deseo y el propio encuentro en otros ojos, la muda de ropa si recuerda el
cuerpo, una sombra, aquella carta, también la respuesta a esa carta y la carta
que aún se espera, fugacidad en cada despedida, el nombre, ese mismo nombre en
el lomo de los libros, una voz ocupante de aire-espacio, iluminaciones al
despertar y bajo el agua, los parecidos que no son copias, y las copias porque
imitan, todo lo que estuvo en esas manos y ahora es reconocido, repetidas
líneas en los mensajes, los temas de conversación, los que se contestan y los
que no se contestan, los olvidos sin nombre ni horario, otra sombra, pájaros y
lunas en tránsito, el cuerpo, los cuerpos, el otro, el volumen del otro, estallidos,
la espuma sobre el roquerío, hielos y hervores, los besos por fin.
Los
besos. Un último sol y el hoyo en la arena. La píldora y toda píldora. Huellas.
Humores. Todo compartimos señora, todo menos la ausencia; absolutamente todo,
menos una falta que selló la muerte.
Alejandra I
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2018
Ilustración. Aarón Griffin (c)
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