la palabra es bronce la
palabra es viento
entre medio un músico estira ata la coyunda breve como
un soplo
ellos mueren jóvenes viven
de apagar la sed eterna
antes del poema va el sueño entre borrascas y después
no queda nada
si no suena el instrumento la mañana avanza hueca
el mar se retira cuando cesa el músico
entonces nada arrastran las ráfagas de arena
porque al mediodía el viento sube al paro
nada de nada sólo huevo en la sartén del infinito
repite lugones maestro del poema con música argentina
(aunque no sea yo quien revele identidades al astro evite
la rima
omita condición estrellada del huevo en los aceites)
nada
hay en las maletas
de heidegger nada que construya o devele sólo la nada
ese ontos
diferente que riñe multitudes
nada más que la palma del reloj cuanto kant atesora
entre tantos despojos porque nada resta arrojar
en hogueras de vanidades sin obras temerarias
sea la paz de miguel ángel y la extensa confesión de
galileo
nada queda todo vuela no
permanecen podios ni calzados
ya nada cabe en la pizarra de einstein ni algo más que
piedras
en la boca de demóstenes
nada separa nada ata sólo el limpio corte de alejandro
diluye la distancia
no queda más que un rictus tembloroso en obradores de
tortura
como en dolores de la víctima nada de nada el gatillo y nada más
separa la vida de la muerte
la palabra es bronce la
palabra es viento
música es la lengua brisas tiende la palabra nada más
heredo
sólo atiendo el trabajo de mis manos operarias
© Carlos Enrique Cartolano. Del riguroso delirio, 2012
2 comentarios:
Cuánta inspiración hecha "palabras"! Magnífico Carlos, siempre un grato placer leerte! Saludos!
Gracias, Eli! Mis cariños!
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