En
Grytviken se capturó el mayor cetáceo jamás medido: una ballena azul de treinta
y cuatro metros de longitud. Y allí se decretó su fin, junto a la del noventa
por ciento de la población mundial de ballenas. Mirar muerte ajena para
confirmar propia supervivencia es adicción de humano.
Cien años hace, y
prosigue.
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2018
Ilustración: Pafeltet (c)
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