finalmente
el día cobra rostro de mujer
y
piernas de hombre/ el venero agotó su noche
de
agua y transparenta muros otro estío
mis
sentidos van a flote erguida piel
azúcares
del labio/ azul profundo la temperie
por
cada sensación una morada/ en pagoda
las
manos si no responde el resto
soy un cazador perdido
extravíos del sinsentido
tensan
su arco/ la víctima suspira
en mi cabeza/ y el aliento
abalanza
enloquecido
después
el color agota/ invade el derrame/ es lacustre
la
existencia del pintor sobre un tiempo de esporas
donde
con cada pincelada recrudece la sorpresa/ el arte
transcurre
la piel/ escribe con sangre su esqueleto
el
brote en la modelo/ y en mí disuelve lenta tanta helada
©
Carlos Enrique Cartolano. De ambas orillas, 2016
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