quién
podía asegurarme la cima/ que flameaba
en
crestas del paraíso o deslizaba sobre muelles
de
sus aves/ he pecado señores de mi tiempo
leyes
indiscutibles del decoro y la edad sólo soy
la
ignorante presa de un gallo azul y sanguinario
ahora
mismo bajo presión del pico pétreo digo
pequé
al suponer que el amor no cronometra
al
saltar cercos del tiempo/ alentar realidad en la
palabra
y concluir que soy este poema no mi
cuerpo
de frente al sagrario con teclas cada día
©
Carlos Enrique Cartolano. Migrantes, 2015
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