por Ingeborg Bachmann
¡De pie, palabras, síganme!,
y aunque hayamos ido muy lejos ya,
demasiado lejos, vayamos todavía,
más lejos, hacia ningún final.
No aclara.
La palabra
solo arrastrará, sin embargo,
otras palabras consigo,
frases la frase.
Así quiere el mundo
imponerse,
definitivamente,
estar dicho ya.
No lo digan.
Síganme, palabras,
¡que no se vuelva definitiva
-esta avidez de la palabra
y lo dicho sobre lo contradicho!
Dejen ahora, por un momento,
que ninguno de los sentimientos hable,
que el corazón ejercite
el músculo de otro modo.
Deja, digo, deja.
No, al oído supremo
nada, digo yo, susurrando,
que sobre la muerte no se te ocurra nada,
deja y sígueme, ni dulce
ni amargamente
ni consolada,
no significativamente
sin consuelo,
así como tampoco sin signos-
Y sobre todo no esto: la imagen
Y sobre todo no esto: la imagen
en la telaraña de polvo, el vacío retumbar
de sílabas, palabras moribundas.
¡Ni una sola palabra,
palabras!
Gentileza de Ana María Cartolano. Traducción de Ricardo Ibarlucía
Poetisa, novelista y narradora de relatos breves austriaca nacida en Klagenfurt (Corintia). Hija de un director de escuela, estudió Filosofía, Psicología, Filología Alemana y Ciencias Políticas en Innsbruck, Graz y Viena. Se dedicó al periodismo antes de escribir su primer libro de poemas El tiempo postergado (1953). A partir de entonces se convirtió en un personaje público, no sólo por sus versos, sino por esa inusual combinación de sensualidad e inteligencia que llama la atención en un mundillo literario por entonces únicamente masculino. Mujer inaccesible y misteriosa, de extrema fragilidad, su voz quebrada y casi rota está llena de referencias filosóficas, desde Wittgenstein a Heidegger, pasando por Walter Benjamin o Simone de Beauvoir. Tuvo intensas relaciones con los escritores Paul Celan y Max Frisch, y más tarde atravesó duras crisis personales y de salud, evitando cada vez más las apariciones en público. Después de publicar su primer libro en prosa, A los treinta años (1961), se mantuvo durante diez años sin publicar apenas nada. Su siguiente libro, la novela Malina (1971), pasó directamente a la lista de los best-sellers, siendo considerada por eso la primera autora mediática de la literatura en lengua alemana. Otras obras suyas son, Tres senderos hacia el lago, Últimos poemas e Invocación a la Osa Mayor. Considerada como una de las más importantes poetisas post-bélicas, en los últimos años de su vida, Italia fue su patria adoptiva. Falleció en Roma, como consecuencia de las graves quemaduras que un incendio en su casa le produjeron; supuestamente se quedó dormida con un cigarrillo encendido. Desde entonces uno de los grandes premios literarios en lengua alemana lleva su nombre. Biografía: © epdlp
Recomendable. De Ingeborg Bachmann: Debemos encontrar frases verdaderas –conversaciones y entrevistas-. Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2000. Edición: Christine Koschel e Inge von Weidenbaum. Traducción: Ana María Cartolano.
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