Al presenciar los partidos del Mundial de Fútbol, no
puedo sino recordar la estirpe colonialista de muchos de los países que
compiten. Ellos aprovechan ventajas físicas en etnias que, sin embargo, muchos
europeos consideran inferiores y negociables.
Trasparentan en
el campeón 2018:
Mauritania, Senegal, Sudán francés (ahora
Malí), Guinea, Costa de Marfil,
Níger, Alto Volta (ahora Burkina Faso) y
Dahomey (ahora Benín).(c)
(c) Carlos Enrique Cartolano. Pajareras Imaginarias, 2019
Ilustración: Clarín (c)
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