me quedé sentado pensándola/ la luna
callada por no molestarme solo me alumbró
permanecí quieto esperando eso
tan difícil de definir como la vida misma
imaginé su rostro a bordo/ el cristal de la voz
cómo sería otro roce de sus manos
la escuché después soñaba despierto/ ella
me hablaba y decía nada más aquello
que yo necesitaba escuchar/ el ritmo justo
cuando llegó sólo vi sus labios acercarse
más y más hasta ocultar mi circunstancia gris.
© Carlos Enrique Cartolano. Lunas la luna, 2014
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