Parménides enseñó en Italia;
a pocos años de su muerte, el siciliano
Empédocles de Agrigento urdió una laboriosa
cosmogonía; hay una etapa en que las partículas
de tierra, de agua, de aire y de fuego,
integran una esfera sin fin, el “Saphairos redondo”,
que exulta en su soledad circular.
Jorge Luis
Borges, La esfera de Pascal
letargos
larvas bajo tierra
así la memoria es vientre de la historia
en el universo representado/ por miniaturas a medida
del hombre egoísta el dónde y el cómo no existen
dijo borges
sólo digo yo en epílogos de la sombras existen
el que y el cuánto/ el fin y la medida
la herramienta con el don individual o múltiple el
arte
y el talento de pie: su proclama
porque
todos son centro
ignoro la circunferencia la lágrima que oxida/ las
ninfas
bajo superficies del canto
el coro su abrazo y la única voz que espero
ir es verte escuchar hasta su límites
esta historia/ que me digas
envase justo y contenido en alborozo
el fin del fin es silencio: cigarras en invierno/ palabras
que sólo alimentan su piel con aéreas recorridas.
© Carlos Enrique Cartolano. Calcos –memorias de
interior-, 2014
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