No diga
nadie que algo cesó de buscarte acaso soslaye
Alguien
que una parte de mí te alcanza y otra te busca
Que el
mundo son los fragmentos y no la esfera
Que
cuando partí viniste aunque algo te despedía. No:
¿Acaso no
son infinitas las sendas uno el laberinto
De la
tarde -extinta como esta bestia inexplicable-?
Sin
casualidades –que no existen- sin arduas mochilas
-esas
siempre se comparten- sin bellezas inalcanzables
-ellas se
merecen por destino natural- dos que giran
En torno
de sí mismos se ven se dibujan se amanecen.
© Carlos
Enrique Cartolano. De Leyes, 2012
Ilustración: Waugh
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