En el plano de mi escritorio
Tiende su mesa el cambista. Pendo
Del sillón como de una hamaca flotante
Y vuelvo mis ojos atrás hacia el profundo
Busco el fondo. Como buscan todos.
Interfieren el plano de mi escritorio
Y ramajes de algarrobo cargados
De chauchas secas. Son pantallas.
Contemplo entonces el tránsito
De tesoros terrenos y celestes.
De mano en mano. De ojo en ojo.
El poeta disfruta poniendo precios
Insólitos. Inalcanzables. Volátiles:
Son espumas del subconsciente
O estaciones condenadas por el tiempo.
© Carlos Enrique Cartolano – Brida, 2011
No hay comentarios.:
Publicar un comentario